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viernes, 31 de agosto de 2012

¿Cuándo los privilegiados serán los chicos?


¿Cómo se enseña a respetar a los demás si un docente parodia a una autoridad, cualquiera sea, frente a sus alumnos? ¿Cómo evita que después de un espectáculo semejante no sea el alumno el que parodie al maestro y él tenga que aceptarlo con agrado?

Mientras los especialistas en educación gastan discursos sobre la necesidad de elevar la calidad educativa, las disputas políticas entre sindicalistas proclives al gobierno nacional y la administración de Mauricio Macri complican al sujeto central de la historia: los más chicos, que buscan en sus mayores los ejemplos por seguir.

Si es grave que a los 15 años los adolescentes argentinos no puedan resolver cálculos matemáticos o comprender textos aunque lean de corrido, más grave es la imposibilidad de decodificar cuándo puede estar bien que un docente se mofe de un jefe de gobierno y cuándo está mal que ese mismo docente se mofe del jefe de gobierno porque justamente tiene empatía política.

El ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, argumentaba ayer que hubiera sancionado a los docentes de la Escuela N° 3 de Monte Castro si hubieran parodiado a la presidenta Cristina Kirchner y no a él y a su jefe político por estar en desacuerdo con el cierre de cursos.

Y, para dejar en claro que el paro docente que se hará mañana es político, algunos de sus memoriosos colaboradores recordaban que ex secretarios de Educación porteña habían tomado similares decisiones en 2003, 2005 y 2006 sin que la reacción sindical fuera vaciar las aulas con un paro de actividades. Se referían al actual senador Daniel Filmus; al ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, y a la licenciada Roxana Perazza.

La tregua que alcanzó el gobierno porteño con los 17 gremios docentes del distrito fue efímera y estuvo vinculada con el bolsillo del docente. La Ciudad fue la única que acordó en paritarias un aumento salarial para este año, mientras por primera vez el gobierno nacional suspendió la discusión con los gremios de los maestros en todo el país e impuso un aumento vinculado con la versión de la inflación que brinda el Indec.

Los gremios docentes aceptaron el aumento pero hicieron huelga solidarizándose con sus pares nacionales por la falta de discusión paritaria con Sileoni. Eso sí, no se les ocurrió parodiar al funcionario de Cristina Kirchner.

A medida que el calendario desande el camino hacia la elección legislativa del año próximo, las peleas políticas entre el kirchnerismo y el macrismo se sucederán en distintos terrenos. Y, lamentablemente, el aula no quedará al margen.

Para muestra se puede recordar que por la incursión en las escuelas porteñas de La Cámpora los docentes no se quejaron ni parodiaron a los jóvenes militantes K, pero la Ciudad impulsó un 0800 para aceptar denuncias. ¿Y los chicos? Bien, mañana, en casa viendo la confusión por TV.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1503646-cuando-los-privilegiados-seran-los-chicos

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